Envuelto en papel de regalo, colores llamativos... un regalo muy especial que llegó de sorpresa, no era una fecha importante ni mucho menos.
Parecía esas niñas en el día que se cumple años y que le entregan el regalo más grande de todos y con una sonrisa rompe el papel llamativo queriendo ver qué es lo que le dieron.
Lo vi, lo conocí y creí que era perfecto para mi, justo lo que necesitaba, sabía que iba a ser un regalo increíble, ansiaba que el tiempo pasara y seguir conservándolo, ansiaba que los años pasaran y saber que seguía conmigo.
Soy una niña de 6 años y con su osito de peluche de regalo, al que lo lleva a todas partes e imagina viajes por lugares rarísimos, al que le pone la pijama para ir a dormir juntos y lo abraza cuando algo realmente le asusta, le cuenta cosas y aunque los demás dicen que el osito no sabe hablar, pues ella puede escuchar lo que él dice.
La pareja perfecta, que a pesar que pasó el tiempo de jugar con el osito, sentía que seguía siendo parte de mi, cómo deshacerte de algo que siempre sentiste que fue tuyo? es imposible quererlo y al mismo tiempo desear que esté lejos.
Pasaron unos meses más y ya no podía escuchar hablar al osito, los demás decían que parecía una tonta hablando con algo que no me entendía y que era imposible que me respondiera, quizás fue que deseé tanto que las cosas cambiaran, que ya no lo puedo oír o ya no lo quiero oír.
" Nadie nos prometió un jardín de rosas " y lo sé, lo peor de todo es que al mismo tiempo no tengo ni idea de dónde estará guardado aquel regalo.
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